Orizaba, Ver.- Si bien es cierto que el cambio climático ha ocasionado que los colmenares hayan disminuido mucho su población, es el uso de pesticidas y agroquímicos, lo que está terminando con la especie, lo cual podría ser catastrófico no solo para las abejas, sino para el ser humano, consideró el apicultor José Manuel Estrada Trejo.
Y es que explicó que los cambios al medio ambiente generados por las situaciones climáticas que se viven hoy en día generan que el número de abejas y su comportamiento se vea afectado, sin embargo, en temporadas como la actual en donde los Gobiernos o los mismos pobladores realizan fumigaciones por enfermedades como el dengue, mueren muchos animales de esta especie por el uso no adecuado de pesticidas.
«Los apiarios normalmente se encuentran registrados y aunque sea de traspatio se conocen sus ubicaciones, lo recomendable es cerrar las piqueras para que en ese momento donde se lleve a cabo una fumigación, sea de tipo agrícola o sanitaria, las piqueras se encuentren cerradas y no pasará nada con que así se queden en 24 o 48 horas».
Reiteró que el uso de pesticidas e incluso algunos agroquímicos ha reducido la población de las colmenas pues a la hora de que la abeja consume la miel de las flores que están contaminadas muere, «El cambio climático ha pegado en todos los sectores, tanto en el sector primario como secundario, nadie se escapa, y tenemos que apostar por energías limpias y renovables, tenemos que hacer un análisis de conciencia no solamente a nivel gubernamental, sino en las empresas y a nivel familias para tratar de cada quien contribuir con su granito de arena para revertir el efecto climático».
Es de mencionar que las pecoreadoras Apis mellifera, son las abejas que se dedican a la recolección para la colmena y realizan decenas de viajes al día visitando miles de flores y son las más expuestas a la acción de pesticidas y en particular a los insecticidas.
Al entrar en contacto con estas sustancias ingiriendo polen, néctar y agua contaminados, inhalando el aire a través de los estigmas, también interceptando con los pelos del cuerpo las partículas en suspensión durante el vuelo.
Y es que estos pequeños insectos son cruciales para el ser humano y los problemas que afectan a las abejas y otros insectos polinizadores suponen una importante amenaza para la alimentación mundial, por lo que aún se está a tiempo de poder revertir los daños, pues la naturaleza se recupera rápidamente en cuanto se deja «descansar”.